Son las dos y veintitrés de la madrugada, estoy tan emocionada después de descubrir las fotos de nuestra boda que me resulta imposible conciliar el sueño después de tanta emoción.
Todo empezó un día caluroso de julio en nuestra querida Albufera, donde Kevin y yo tuvimos nuestra primera cita. Allí, en el mismo lugar, nos prometimos. Y desde ese momento nuestras vidas se volvieron caóticas hasta que llegó el gran día, 17 de junio de 2016, una fecha que sin duda recordaremos toda la vida.
Comenzamos los preparativos…¡vaya locura! El equipo de Jorge Aparisi, en especial Ana y Meli, me asesoraron de maravilla y encontré el vestido de mis sueños junto a mis padres y mi hermana que me acompañaron en cada una de las pruebas. El velo lo tuve claro, al estilo pirata como lo llevó mi bisabuela hace hoy casi un siglo. Antonio Jordán y Vanesa Tapias me ayudaron con la peluquería y el maquillaje, enseguida captaron mi estilo y el resultado fue genial. Lo único que llevé como complementos fueron los pendientes que me regalaron mis abuelos cuando acabé la ingeniería y el anillo de pedida. Kevin iba guapísimo, con chaqué, chaleco color crema y corbatón azul, a juego con sus preciosos ojos.
La elección de la iglesia y el lugar de la cena era algo que teníamos muy claro. Nos casaríamos en la Basílica de San Vicente Ferrer, en la calle Cirilo Amorós, y después de darnos el sí quiero lo celebraríamos junto a nuestros invitados en la Cartuja de Ara Christi del Puig, un lugar mágico que sorprendería a todos los comensales. Gracias a Marina y Jafet la velada fue perfecta, no faltó detalle. El claustro descubierto donde cenamos quedó espectacular gracias a la iluminación de guirnaldas que Audioprobe colocó con tanto esmero.
Nuestros invitados encontraron su mesa gracias al sitting hecho por El taller de Clo, un mapamundi de Bodegas del Mundo, decorado con flores y botellas de vino, un guiño a mi profesión como enóloga.
Los chicos de Pim Pam Fotos amenizaron la velada con su photocall, sencillamente perfecto.
Antonio no sólo hizo unas magníficas fotografías, sino que estuvo en todo momento a nuestro lado y se encargó del protocolo durante la ceremonia. Gracias a él y a su equipo hoy tenemos un USB lleno de recuerdos, y digo recuerdos porque supo captar cada mirada, cada abrazo, cada sonrisa… en definitiva cada instante, algo que gracias a él siempre podremos contemplar.
El día fue mágico gracias a todos los que participaron en él. Nos volveríamos a casar mil veces.
¡¡Nos morimos de ganas por componer el álbum y ver el vídeo!!