¡Buenos días, princesa! ¡Hoy nos casamos!
Así comenzó nuestro día. Después de 10 años juntos, decidimos dar el paso. Nueve meses de preparativos que culminaron en el 7 de mayo de 2016, el primer día de una nueva etapa. Tras llevar huevos a Santa Clara y rezar para que no lloviese, el tiempo nos sonrió.
Para el vestido con el que siempre había soñado confié en el equipo de Atelier, sobre todo en las manos de oro de Lola, que lo confeccionó a medida. Nadie mejor que Sandra (Bigudíes de Rubíes) para realizar un peinado sencillo y elegante que culminó con un tocado personalizado de Tolula Handmade.
A las 16h llegó Lorena Guzmán para maquillarme. Enseguida vino Antonio Sanz y su equipo. Recuerdo qué felices estaban mis padres y mi hermana.
Salí de casa para dirigirme a la iglesia, Santa Catalina, pasando con el coche por la calle de la Paz. Allí estaba Rafa, guapísimo, esperándome. Al entrar a la iglesia comenzó a cantar el coro rociero, ¡qué emoción! Y unos minutos más tarde, ya éramos marido y mujer. Después lo celebramos con un cóctel y una cena en Campo Aníbal, donde un año antes nuestros amigos Miguel y Emma nos habían entregado el ramo en su boda. El seating plan lo diseñamos nosotros, con nombres de playas que nos recordaban a nuestros invitados.
Gracias a Amanda, por decorar la iglesia y la masía, y por realizar el ramo más bonito del mundo. A Los Eventos de María, por realizar un Candy Bar tan romántico. A los profesionales de Campo Aníbal, en especial a Diana, por su dedicación. A Marisa y Beni, que tantos días quedamos para ensayar Fly me to the moon. A MamiNat, por los detalles y su amistad incondicional. Gracias a Edmundo, por las risas de la pre y la postboda; a Antonio, por inmortalizar cada momento de nuestro día (estoy deseando ver el vídeo).
Pero sobre todo gracias a nuestra familia y amigos, porque sin ellos no habríamos podido construir nuestro recuerdo. Y a ti, por llevarme a la luna cada día.